El Albero


El Albero

Calle Mallorca, 10, 30562 Ceutí, Murcia

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El albero es la clásica arena color ocre que suele cubrir el ruedo de las plazas de toros, pero en Ceutí El Albero más conocido es, desde hace quince años, el restaurante regentado por Tomás Écija Rodríguez y su mujer, Cundi Sánchez Baño, y para dar cuenta de inicio de la calidad que encierra la gastronomía de este lugar apuntar las numerosas recomendaciones de la Guía Michelín –desde 2014– y la Guía Repsol –desde 2016–, el premio recibido al joven empresario Hostemur 2017, el de mejor joven cocinero de la Región de Murcia en 2002, y otros hitos destacables como ser representante de Murcia en Madrid Fusión con 'El Mar Menor comestible' y colaborador de Raimundo González Frutos en su libro de cocina murciana.
Cuando accedemos al local que ocupa el restaurante El Albero nos reciben las dos enormes cabezas de los astados 'Zarpado' y 'Sincariño',
Carteles taurinos, como el de la última corrida de Paquirri en Pozoblanco con El Soro y el Yiyi, y un auténtico traje de luces completan la minimalista decoración taurina de la zona de la barra, donde nos llamará la atención su barra con un tejado de madera sujeto por columnas y donde podremos degustar unas excelentes y originales tapas, como su hueva y mojama, cogida con pinzas y servidas en un mini tendedero.


El salón, con mesas de madera y manteles blancos, cuenta con capacidad para ochenta comensales, y cuentan también con un reservado para 15 personas. Tomás Ecija y su mujer Cundi también regentan en Molina el restaurante La Maíta, una tienda gourmet y una empresa de catering desde hace seis años.
La oferta gastronómica de El Albero incluye una amplia selección de platos que en absoluto nos dejarán indiferentes, comenzando por sus tapas –o 'bocados', como ellos las llaman–, con cosas tan sorprendentes como sus churros de bacalao, sus raviolis de chato murciano o sus demandadas empanadillas de rabo de Toro.




Entre las sugerencias de temporada encontramos el huevo a baja temperatura con panceta ibérica y patata trufada, la alcachofa salteada con hongos y jamón ibérico, la empanadilla japonesa de pollo y verduras gyoza, el risoto de hongos, la crema de coliflor con vieira o el guiso de trigo con bacalao, crujiente de caldero y mayonesa de lima.
Un apartado especial lo forman sus bocados japoneses: sushi y makis variados; futokami de atún con zanahoria; uramaki de langotino, queso y aguacate; maki picante tempurizado; uramaki flambeado de samón con teriyaki; tartar de salmón e ikura; tataki de atún rojo, brotes ecológicos y sésamo de wasabi, o el caballito tailandés crujiente.